domingo, 8 de diciembre de 2013

Confidencias de alcoba - La Provincia - Diario de Las Palmas

Confidencias de alcoba

Las trabajadoras de un prostíbulo en la Isla narran su día a día - Allí acuden desde jueces hasta deportistas o basureros

08.12.2013 | 02:10
Confidencias de alcoba

El encuentro tiene lugar en un espacioso salón que se intuye muy luminoso, aunque es imposible saberlo a ciencia cierta, ya que todas sus ventanas y contraventanas están cerradas a cal y canto para impedir la mirada curiosa de vecinos y transeúntes, así que la luz natural ha sido indefectiblemente sustituida por la de una lámpara que va cambiando de color cada pocos minutos: rojo, verde, azul, violeta? Huele a limpio, a suelos desinfectados con mucha frecuencia, y el mobiliario, aunque no lujoso, es cómodo y funcional. Lo cierto es que si no fuera por el pequeño aunque bien surtido bar, con barra incluida, ubicado en una esquina de la estancia y esa luz polícroma, escasa y algo molesta, aquel salón bien podría haber sido el de cualquier hogar de una familia de clase media española, con mullidos sofás, televisión de cuarenta pulgadas y una librería con libros y algunos adornos. Pero es el de una casa de citas, o de putas, o burdel. En realidad hay muchos nombres para denominar al espacio donde se ofrece y ejerce el oficio más antiguo del mundo, pero todos son lo mismo. O no.

Concretamente, este espacioso chalet ubicado estratégicamente en un discreto rincón de un barrio residencial es una casa de día, es decir, que permanece abierta durante todo el día y cierra sus puertas antes de medianoche y eso, tal y como explica Vanesa, una guapísima morena de dulce sonrisa que se expresa con un lenguaje sorprendentemente rico e instruido, marca una importante diferencia con respecto a las casas de noche, en las que la presencia de drogas y alcohol es inevitable. "Muchas de ellas hasta crean un negocio paralelo al de la prostitución sirviendo copas a precios disparatados o vendiendo cocaína", asegura, "pero es que el tipo de clientela de las casas que están abiertas de madrugada no tiene nada que ver con el nuestro. Aquí viene de todo: desde basureros hasta jueces o deportistas profesionales e incluso algún que otro religioso, pero no solemos recibir a cocainómanos o alcohólicos, porque son una clientela más habitual en las casas de noche".


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